domingo, 23 de octubre de 2011

Sexo. Una práctica saludable y necesaria

"¿Qué habéis hecho hoy en la escuela?", le preguntó un padre a su hijo adolescente.
"Hemos tenido clases sobre el sexo", le respondió el muchacho.
"¿Clases sobre el sexo? ¿Y qué os han dicho?"
"Bueno, primero vino un cura y nos dijo por qué no debíamos. Luego, un médico nos dijo cómo no debíamos. Por último, el director nos hablo de dónde no debíamos".

La sociedad adulta espera y exige a sus jóvenes y adolescentes que sean responsables con su vida sexual, sin embargo se comportan irresponsablemente en la manera como asumen la educación sexual. Los adultos suponen que con la pedagogía del NO y el terrorismo sexual sería suficiente para lograr una sexualidad responsable. La prohibición ha sido insuficiente para ejercer control sobre la conducta sexual de los jóvenes y mucho menos para formarla. La familia y la escuela no forman intencional y sistemáticamente la sexualidad. La mayor parte de los adultos dicen a sus hijos que tengan cuidado pero no enseñan como tenerlo. La escuela y la familia aún sigue formando la sexualidad con un esquema supresivo y preventivo.
Podríamos afirmar que la ideología adulta tradicional y todavía imperante en nuestra sociedad es educar a la juventud para que no tenga relaciones sexuales antes del matrimonio.
La represión y las prohibiciones como métodos de educación sexual han demostrado históricamente su ineficiencia, definitivamente no funcionan. Educar con estos métodos contribuye a la estructuración de una sexualidad irresponsable, poco saludable y negativa. Una gran parte de las prohibiciones hechas por los adultos a los y las adolescentes no funcionan y por el contrario generan control externo y conciencia externa. La represión y la prohibición sexual sólo producen una concepción negativa de la sexualidad, contribuye a que esta sea vivida con doble moral y no habilita para construir vida sexual responsable.
La educación sexual como parte de una educación integral tiene sentido porque la sexualidad es aprendible, porque es una necesidad humana y es un derecho. Si la sexualidad es aprendible, debe entonces hacer parte del potencial humano a desarrollar en la niñez y en la juventud a través de una buena educación sexual. Se confunde educar la sexualidad con la prevención, se desconoce la diferencia entre el enfoque supresivo y el enfoque centrado en la promoción del bienestar.
La sexualidad puede ser fuente de crecimiento o malestar, satisfacción o insatisfacción, realización o frustración. Dependiendo de la capacidad para manejar su vida sexual cada quien será autor del propio destino. Se hace necesario preparar a los y las adolescentes para que sean artífices de su destino sexual y amoroso, para que puedan ser constructores de un proyecto de vida sexual bueno y realizante.
Todo proceso de educación sexual implica una posición "sexosófica" de fondo, que modula, matiza y se refleja en el tipo de intervención. Existen diferentes posiciones y por tanto variadas perspectivas de la educación sexual. Podríamos hablar entonces de la existencia de una agenda ideológica y política sobre sexualidad.



http://www.educacionsexual.org/

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